domingo, 17 de julio de 2016

Un poco de amor francés

¿Nunca te has detenido a pensar en la secuencia de los besos?
Yo si, y es algo maravilloso, que te hace sentir cosquillas en la panza aunque no seas vos la que lo esta recibiendo o dando...
Todo comienza con una mirada tímida, un poco de vergüenza y sonrisas, producto también de esa vergüenza (¿no son esas las sonrisas más lindas?). Le sigue un acercamiento lento, que te hace tensionarte un poco más, la mirada se vuelve mas seria, penetrante, y no queres despegar los ojos de esa persona. La sonrisa de vergüenza que tenías antes se desvanece y te pones seria, hasta que por fin se juntan los labios. En tu interior se encienden miles de emociones, haciéndote perder la noción del tiempo, del espacio, siendo ahora esa persona y vos, únicos en el mundo.
Empezas a jugar con el ritmo de los besos, lo profundizas más, lo haces tiernamente, mordes su labio. En un momento te detenes, lo miras a los ojos, ahora distintos, unos ojos llenos de deseos, que te hipnotizan. Volves a besarlo, acaricias su cuello, su pelo, su cara.
Los besos te consumen, hacen que te pierdas en la otra persona, que te conectes con esa persona. Y lo disfrutas, porque no sabes cuando, en que momento vas a volver a coincidir con la persona, ni si la persona va a ser la misma...

2 comentarios:

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