Quédate tranquila que aunque vos no recuerdes, mientras yo pueda, voy a recordar todo por las dos.
Los paseos agarradas de la mano tarareando bajito, las pinturas y los colores, los té de desayuno y en la merienda, cuando me trenzas el pelo. Aunque ahora la que te acompañe sea yo. Nada cambió.
Que loco como actúa la mente, que recuerdes el himno completo y lo cantes pero ya no sepas los nombres de tus propios hijos.
Y aunque duele, somos fuertes, porque no queda más que todo el amor que nos diste devolvértelo en la misma cantidad y calidad. Y cuidarte con paciencia, amor y tranquilidad, como lo hacías vos.
Agarrada siempre de tu mano tan suave y amándote