miércoles, 24 de febrero de 2021

El mar

Que es lo que no te permite soltar? 

A qué tanto te aferras?

Acepta que de una buena vez debe terminar. Si no hace más que lastimar.

Y seguís parada en el mismo lugar, esperando que una oleada de aire cambie el ritmo del mar.

Y entre más braceas para mantenerte a flote más te cansas. Y el pecho no te da más, y empezas a hiperventilar. 

Lo único que querés hacer es hundirte y dejarte llevar. Pero el fondo no aparece más, no ves la tierra para hacer pie y volver a flote. 

Miras a la orilla, y parece tan lejos, y no hay nadie para tirarte un salvavidas. 

En realidad la gente está, pero mira sin prestar atención. Piensan que sabes nadar y podés volver por tus propios medios a la orilla.

Pensas que si haces la planchita podés descansar, tomar aire y tranquilizarte. Pero sabes que tenés que entregarte a la correntada del mar, no podés ver al rededor, solo hacia arriba. Ahora tenés que confiar que aunque vayas más lento y sin saber hacia que dirección te lleva el agua, vas a poder llegar a tierra firme.

Quizás lo que te asusté sea eso, que al dejarte fluir aparezcas en otro lado de la orilla que no conozcas, con otro tipo de arena y sin la gente que te esperaba del otro lado. 

Pero llegaste, estas sana y salva, aunque cansada de tanto bracear. Pero te levantas y comenzas a caminar. Vas a tener que descubrir un lugar nuevo, y con este lugar un montón de posibilidades más.


Despojarse

 Ahí iba yo con mi convicción y certeza de que no iba a volver a caer, no te iba a volver a dejar entrar. Ya había planeado como actuar, ni una ilusión más para no sumar otra decepción.

Todo iba de a cuerdo al plan. Hasta que te cruce y otra vez volví a flaquear. Y vos viniste y te fuiste, sin mirar siquiera de reojo. 

Y cuando creo que ya te superé, volves a aparecer. Aunque como explicarte que en realidad nunca te fuiste, que tu recuerdo vuelve mientras más intento olvidarte, ya sea en una pitada, después de esas dos o tres pintas o con el beso o sexo de otro con el que intente reemplazarte.

Perdí la cuenta de cuántos escritos voy dedicándote, y en ninguno logro despojarme de los pensamientos y sentimientos que no me dejan soltarte, que me impiden avanzar.

No puedo creer como te me calaste en la piel y después de tanto tiempo sin contacto, al verte vuelva a caer. 

Ya no entiendo cómo funcionan las emociones, que cuando intento no sentir es cuando mas termino sintiendo, cuánto más indiferente seas más me atraigas y que cuando con más cariño me traten más los rechace. 

Y te das cuenta que todas las películas de amor romántico cliché te cagaron la cabeza, que la sociedad te hace volverte una piedra con todas esas ideas de quien se enamora pierde y que cuánto menos sientas y te enganches sos más abierto de mente.

Todo también tiene que ver con las inseguridades, y con el constante compararme. El creer que nunca voy a ser suficiente y que por eso sea normal que no quieras quedarte. 

Lo único que sigo haciendo es darle vueltas a todo en mi cabeza, y cuando llega el momento nunca hablo para sacarme dudas o saber con certeza que a vos nada de esto te interesa.

Quizás se esté acercando el final, y haya que cortar todo de una buena vez, para que el ciclo no se siga reproduciendo en loop una y otra vez.

Solo queda agradecer al destino que nos puso en el mismo camino y que por más que fuimos solo un capricho supimos compartir risas, disfrutar de un buen sexo y distraernos del estudio y la vida por un instante. Instante, solo eso fuimos en todo este trayecto. Y aunque no todo fue perfecto, al menos fue bueno.